Con manos de polvo escribe el tiempo
en los rincones donde aprendí a ser fantasma.
Respiro el tejido infinito
en los bordes de un espejo
quebrado.
Soy quien arrulla la niebla y en susurros te habla
de la alegría de un día,
de este instante de trazos circulares
en la tierra
del sueño.
Soy quien contempla el acertijo en el gesto
de la luna